"Deja el lugar en que vives y busca otras tierras, oh joven! y se te abrirán nuevos horizontes"
-Petronio

No me voy a mentir a mí misma aquí, no tendría sentido alguno. Este comienzo de año que he decido hacer cambios en mi día cotidiano para procurar nuevos hábitos, retomar algunos que ya he estado explorando en el pasado y traer más bienestar a mi vida, ha sido difícil. Cada amanecer es un reto para continuar con en este camino de renovación.

 El cuerpo parece no querer ayudarte y se revela los primeros días. Es aún más difícil cuando tus seres queridos tienen horarios diferentes de comida, cuando tu preparas sus comidas y estas en “ayuno” y para variar te gusta lo que preparas. Durante el mes de Enero fluctué entre eliminar el desayuno o la cena. Según lo que he leído me conviene más evitar la cena. Pero realmente no pude hacerlo con constancia. Algunos días lo lograba y otros de plano cenaba e intentaba compensar las horas desayunando más tarde al día siguiente. El no tener un horario mas regular para tus comidas tampoco te favorece según varios expertos.
Empecé con el ayuno 16-8 ya que para mí no es complicado hacerlo. En el pasado ya he visto que mi cuerpo no lo rechaza y perfectamente puedo correr la hora del desayuno. Por otro lado a mediados de Enero me enfermé, no sabíamos que estaba ocurriendo en mi cuerpo y por lo tanto suspendí el ayuno unas semanas hasta saber lo que me pasaba. Incluso uno llega a pensar que el ayuno te está afectando de forma negativa pero realmente no fue así. Un virus fue el culpable. En ello encontré otro obstáculo y honestamente me deprimí al perder el impulso.
 

Los primeros días de febrero retomo mi ayuno, el cual ahora he podido llevar mejor. La segunda semana quité todo lo que tiene que ver con harinas, lácteos y semillas. Y honestamente el cuerpo responde muy bien. Creo que mi cuerpo está acomodándose a consumir menos dichos alimentos aunque aún no los elimino del todo y en fines de semana he comido tortillas y arepa (harina de maíz) y un solo día se me antojo un capuchino , el cual me sentó extremadamente mal. Aquí es cuando me doy cuenta que realmente la combinación de café con leche es una bomba para el estómago. Procuraré no dejarme llevar por esos impulsos que solo me conducen a un malestar que se prolonga hasta el día siguiente.

El ejercicio me ha costado retomarlo, es como una pelea interna diaria. Estoy realizando 3 días a la semana, caminatas rápidas, algunas veces con intervalos entre trote y caminata. Los ejercicios de fuerza, con pesas, no los empezado a incluir.
 
En cuanto a la meditación me falta mucho para incorporarla como hábito. La disfruto cuando la experimento, me trae paz y serenidad. En las mañanas durante 10 minutos ,antes de levantarme de mi cama, dedico mis pensamientos a AGRADECER. Mínimo escojo 10 cosas por las cuales me siento agradecida. Después escojo 3 personas o 3 hechos que no son de mi agrado, los primeros que me llegan a la mente y con ellos hago el ejercicio de perdonar, de pedir perdón o de perdonarme. Trato de soltarlos o de enviar amor a aquello que deseo cambiar. Procuro quedarme en silencio unos minutos más y estoy lista para empezar mi día.
Debido al beneficio que siento cuando hago meditaciones pequeñas pondré horarios específicos. Mi intención es dedicar unos 20 minutos antes de ir a dormir a ello. Pues lamentablemente adquirí la mala costumbre estos últimos meses de ver videos en mi celular antes de dormir y sé que esto no trae nada bueno a mi vida. Es como un vicio muy difícil de corregir. Sé que esto ha dañado la calidad de mi sueño. Y según dicen muchos expertos esto también afecta en la perdida de peso, si este es uno de nuestros objetivos. En mi caso así lo es puesto que deseo estabilizar mi peso. Y encontrándome en esta etapa de la perimenopausia esta meta se ha complicado y otros de sus síntomas ya los estoy experimentando.
 
En conclusión, el comienzo de esta etapa en mi vida no ha sido nada sencilla. Mi cuerpo parece reusarse a muchos de los nuevos hábitos que quiero incorporar. Unos días parece que avanzo y otros días me veo como los cangrejos. Pero no descansaré en mi objetivo. Si otros lo han podido lograr, yo también podré hacerlo. Estructuraré mejor mis horarios especificando mejor mis actividades, obviamente sin convertir esto también en un stress en mi vida. Y continuaré buscando nuevos horizontes con optimismo disfrutando del camino.